¡Aquellos tiempos del Radium…!

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Hubo un tiempo, no muy lejano, en el que la radiactividad no era vista como algo dañino a lo que hubiera que temer. Quizás por desconocimiento, quizás por el afán y la falta de prejuicios a la hora de probar cualquier novedad, quizás por todo eso y mucho más, hubo un tiempo en el que el empleo de productos radiactivos era tan moderno, tan “cool”, como hoy puede serlo la etiqueta “2.0”. Ese tiempo pasó, pero nos dejó huella…

El empleo de la radiactividad, tal y como hoy la conocemos, arranca a finales del siglo XIX con dos descubrimientos claves: el de la generación de rayos X por Wilhelm Roentgen el 8-11-1895 y el de la radiactividad natural y el Radium por parte del matrimonio Curie el 21-12-1898. A partir de esos momentos, y apoyado por las condiciones sociales y demográficas que condujeron a la llamada “Belle Epoque”, el radio, y por extensión todo aquello que fuera radiactivo, pasó a ser un integrante de la mayor sofisticación a la que se podía acceder.

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Tal fue su éxito, y su demanda, que rápidamente se generalizó su empleo en casi cualquier ámbito de la vida. Pude afirmarse que aquella época asistió, encantada complacida, a una auténtica “fiesta del Radium”

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Así, su uso se extendió inicialmente a los afeites y cosméticos que empleaban las damas de la más alta sociedad de la época y que, de acuerdo a la publicidad de entonces, les garantizaba un cutis terso, brillante y limpio de imperfecciones, además de otorgarles un atractivo bronceado:

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Pero no sólo eso, también los productos empleados en la higiene personal se potenciaban con elementos radiactivos: jabones, dentífricos,… Además, y esto sin duda alguna que lo conseguía, el radium era la oportunidad de conseguir una depilación permanente que acentuara su belleza…:

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Y, lógicamente, todos esos beneficios atribuidos al Radium no podían permanecer tan sólo reservados a las féminas, sino que también los hombres podían, y debían, beneficiarse de ellos. Sin demora surgieron entonces tónicos y revitalizantes que prometían devolver el vigor perdido, ¡e incluso aumentarlo!:

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Los indudables beneficios del Radium no se limitaban a mejorar la apariencia física sino que iban más allá. También los objetos de uso cotidiano o el mobiliario del hogar podían mejorar su apariencia empleando la radiactividad natural:

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¡Y que decir de la ropa, que se anticipó en décadas a los modernos tejidos termoactivos!:

radium7Por otra parte, parecía lógico pensar que si la radiactividad mejoraba tanto a cualquier producto que la incorporara, y que aportaba tantos beneficios a sus usuarios, como no extender sus ventajas incorporándola a la alimentación, y potenciar así su valor y calidad nutritiva:

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¿Qué padre dejaría hoy en día jugar a sus hijos con estos “juguetes”? Sin embargo, en un momento dado fueron lo más moderno y atractivo que se podía disfrutar…:

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Y no sólo los juguetes infantiles, sino también otros elementos del ocio más adulto se potenciaron con Radium…:

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Pero si hubo un campo donde el Radium, y cualquier otra forma de radiactividad, fueron considerados como la panacea, como el remedio natural a todos los males que afligían al hombre moderno de la época, fue en el ámbito de la salud. “Aquí está la Salud” como rezaba la publicidad de entonces:

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Reumatismo, dolores articulares, neuritis, hiperuricemia, resfriados, neumonías, incluso miopía,…, todo podía curarse o al menos aliviarse, con Radium. Y tan seguros estaban que incluso se ofrecían recompensas en el caso de no ser útiles:

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Y así fue durante años, y aunque no carecía de cierta base científica que hemos conocido después (la Hormesis por radiación), hechos desgraciados como el episodio de Las Chicas del Radium, o la muerte del ídolo del golf Eben M. Byers, truncaron los sueños de los que veían en el radium el remedio universal a todos los males. Como y por qué la radiactividad ha ido recuperando, lenta pero constantemente, un papel en muchos aspectos de la salud distintos del tratamiento del cáncer es otra historia, y será contada en otra ocasión…

«Nada en la vida debe ser temido, solamente comprendido. Ahora es el momento de comprender más, para temer menos.»

Marie Curie (1867-1934)

8 comentarios en “¡Aquellos tiempos del Radium…!

  1. Muy interesante Angel, solo conocía algunas pinceladas de la profusa exposición que haces.
    ¡que interesante es repasar la historia! ¡Enhorabuena! y guardaré el trabajo.

    • ¡Muchas gracias, Luis!
      Es realmente curioso la cantidad de aplicaciones que tuvo la radiactividad en sus orígenes, motivada sin duda por el desconocimiento de sus efectos a largo plazo, pero también por su innegable eficacia. Hoy conocemos cada vez más los efectos de la radiación, tanto los deletéreos como los beneficiosos, y es por ello que, poco a poco y siempre con extraordinaria prudencia y gracias a los avances tecnológicos que aumentan la seguridad en su administración, se van recuperando posibilidades de uso de la misma. Sin duda, es un campo apasionante y del que seguro oiremos hablar mucho en los próximos años…

      • Es evidente que la radioterapia es una burda justificación moderna, para seguir comerciando y dando uso a la «fructífera medicina radioactiva», teniendo en cuenta que más del 90 % de tumores malignos conocidos, son provocados por la instauración de una o varias partícula/s radioactiva/s en alguna parte de nuestro organismo, alterando este mediante el bombardeo constante de electrones libres, (efecto de radicales libres amplificado miles de veces), provocando la desintegración de la cadena de ADN de las células de su alrededor. A consecuencia de la cual se produce un crecimiento exponencial de células carcinoma a su alrededor. Un simple y diminuto QUISTE (QUE ES UNA PARTICULA RADIOACTIVA QUE FACILMENTE PUEDE INSTAURARSE EN CUALQUIER PARTE DEL ORGANISMO SIMPLEMENTE POR INGESTA O VÍA RESPIRATORIA, PUDIENDO ENCONTRARSE EN ALGO TAN DIMINUTO COMO UNA PARTICULA DE POLVO. PRODUCE LA CITADA REACCIÓN. Por supuesto, polvo, agua, ambiente,… contaminados por la polución que produce la citada industria nuclear. Tanto en la industria termonuclear (centrales nucleares), como en la industria radioactiva relacionada con la farmacéutica que fomenta también la extracción, elaboración y utilización de compuestos y residuos radioactivos.

  2. Buenos días Ángel,
    Tengo que confesar que, si bien era una gran admiradora de tus artículos en «Desayuno con fotones», no conocía tu blog. Supongo que hay demasiada información y poco tiempo. La cuestión es que ha sido un descubrimiento extraordinario, me gusta muchísimo y ya forma parte de mis enlaces.
    Este artículo me ha encantado. Me gusta mucho la historia de la ciencia y creo que es importante para conocer la evolución de todos los descubrimientos y de la propia ciencia. Además soy muy friki y me ha parecido muy curioso. A los alumnos siempre les pongo algunos de estos productos pero no tenía ni idea de que fuesen tantísimos.
    Finalmente decirte que me ha hecho muchísima ilusión ver a Los Mundos de Brana en tus enlaces, es un verdadero honor.
    Un beso,
    Laura

    • Muchísimas gracias, Laura! Yo también soy un enamorado de lo que hago pero me gusta, y creo que es fundamental, saber de donde venimos y como hemos llegado aquí. Y a mis residentes siempre les insisto en que tienen toda su vida para aprender Oncología y Radioterapia pero que no desprecien conocer, y reconocer, a tantos entusiastas del rayo que nos precedieron. Que eso es tan importante como la práctica que puedan aprender. Espero que a alguno le sirva!
      P. D: y como no iba a seguir tu blog, si es de lo que aprendo!

  3. Pingback: ¿Aguas radiactivas? ¡Y también condones! | Agua, energia y decrecimiento

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